domingo, 22 de julio de 2012

Collage puntaesteño (2003)




Collage que pertenece a la serie de obras realizadas en la entrañable costa uruguaya. Me refiero, específicamente, a mi amado rincón de Manantiales, en Maldonado. Esos cielos luminosos, infinitamente celestes y refrescados por el viento del este; viento marino, azul, vital, tonificador, fresco como el alma. Entre pinos, caminos y esperanzas un collage, quizás mi único collage. 
No soporto el desorden, aunque por comodidad conviva con él. Desórdenes materiales e inmateriales… Qué importa; lo que importa son los colores, la acción, la creación. Ahí está: imágenes ensambladas en un forzoso ensamble; dos caballos como en un giro, una marca de ropa (de índole evocativa), otras marcas adicionales y colores que me resultan íntimamente familiares, todo ello formando parte de un conjunto de trazos gruesos, gestuales (la magia del marcador, hermano menor del pincel).  



viernes, 16 de marzo de 2012

A propósito de la recuperación del rol del Estado

“Recuperamos el rol del Estado”. Nos convencieron a todos, nadie cuestionó esta muletilla oficial adecuadamente. Pero llegó la muerte y la devastación en la estación Once y repiquetear con “la recuperación del rol del Estado” suena a humor negro. Ya no podrán machacar con eso tan fácilmente. 
El relato de la lucha heroica contra las corporaciones es desplazado por una realidad incómoda que ahora emerge con cierta crudeza. El primer plano empieza a ser ocupado por la fuerte sospecha -por no decir la evidencia- del más rancio capitalismo de amigos. Un Estado ausente que no controla su patrimonio -la infraestructura ferroviaria, recordemos, es propiedad del Estado- ni tampoco el funcionamiento de las empresas concesionarias. 
Lo que sucede con TBA es el mejor ejemplo del descontrol estatal de los servicios públicos en materia de transporte y energía; el grupo Cirigliano nos instruye sobre el tipo de relacionamiento del gobierno nacional con grandes empresas amigas. Dádivas a funcionarios del área de transporte, diversificación de las actividades del grupo en virtud de diversas adjudicaciones otorgadas por el Estado, probables retornos (es decir, delitos de cohecho) a funcionarios públicos a cambio de manejar libremente los subsidios otorgados…
Nuestra presidenta calificó la coyuntura política europea como un “anarco-capitalismo financiero donde nadie controla nada”. El nuestro es, en cambio, un alegre capitalismo de asociaciones ilícitas amigables.
Esa milonga triste y espuria entre el Estado y las empresas amigas muchas veces termina mal, como en el caso de Enrique Eskenazi y el grupo Petersen, que ingresó a Repsol-YPF por decisión del entonces presidente Néstor Kirchner, en una movida destinada a argentinizar la empresa. Pero resulta que la producción de crudo comenzó a caer de manera ininterrumpida desde 1998, y lo mismo ocurrió con el gas a partir de 2005; esto nunca había sucedido en la historia argentina desde 1907. Sin embargo, este declive pareció no preocupar al ex presidente, quien promovió el desembarco de Eskenazi en YPF sin poner un solo peso. Es decir, le regalaron parte de la empresa. Después de semejante movida era esperable que se resintieran aun más las inversiones en exploración y explotación.
Finalmente Cristina Fernández se arrepintió: Eskenazi y Repsol-YPF pasaron a ser enemigos del pueblo, y el gobierno aplastó el precio del petróleo y de los combustibles para los productores, refinerías y estaciones de servicio locales. Beneficiaron a la producción extranjera pagando un precio siete veces mayor por el gas y otros combustibles importados, y de paso arruinaron la balanza comercial.
De manera similar, el gobierno aplastó las tarifas del transporte público y, como ya se dijo, la otra cara de la moneda ha sido el descontrol y la corrupción en el manejo de los subsidios.
En conclusión, quien escribe esta nota pide encarecidamente a los muchachos kirchneristas que, al menos en cuanto al transporte público y la energía -aunque lo mismo vale para muchos otros ámbitos, como la salud, la educación o la infraestructura física-, no hablen más de la recuperación del rol del Estado.